Sun Shower Blog

lunes, 10 de abril de 2006

Lo admito públicamente: soy un pecador

Según el obtuso modo de pensar de la Iglesia, soy un pecador. Y no solamente yo, sino millones de personas en todo el mundo.

Esta mañana, con motivo del cuarenta aniversario de la aprobación del Concilio Vaticano segundo, se ha aprobado un nuevo documento por parte de los Obispos (esas personas que aún no sé qué función tienen en el mundo) y en el que han vuelto a recalcar lo pecaminoso que es masturbarse. Pero no se quedan ahí, no. Se atreven a ir incluso más lejos y proclamar a voz en cuello que vivimos en una sociedad en la que banalizamos el sexo, y que prácticas como la pornografía, la homosexualidad y la fornicación constituyen un grave pecado contra la castidad.

Sinceramente, tras leer esto, me quedo sin palabras. Señores Obispos ya no vivimos en la Edad Media, ¿se enteran? No se trata de banalizar el sexo, sino de verlo y afrontarlo como lo que es; algo natural y maravilloso. Te puede o no gustar la pornografía, pero de ahí a decir que es pecado..., es un tipo de cine; y algunos incluso lo consideran un arte. ¿La fornicación? Lo siento pero se están equivocando otra vez..., y para empezar eligen el término a conciencia para hacer que "hacer el amor" parezca algo sucio y depravado.

Y para mí lo peor es... ¿cómo se atreven a acusar a los homosexuales de pecadores? ¿Debo recordarles que por mucho que el lobo se ponga piel de oveja sigue siendo un lobo? ¿Se acusan de pecadores a ustedes mismos? ¿O es que me van a decir, que entre sus miles de obispos, curas y monjas en todo el mundo no hay homosexuales? ¿Qué tiene de pecaminoso amar a otra persona del mismo sexo? ¿Se han vuelto locos? (nótese la retórica de ésta última pregunta)

Según la Iglesia, pues: si te masturbas vas al infierno. Si ves pornografía vas al infierno (Nacho Vidal vete preparando), si fornicas vas al infierno, si eres homosexual vas al infierno. Resumiendo: Si eres homosexual, te gusta fornicar, ves pornografía y encima te masturbas, no te salva ni Dios de ir a la quema.

Me doy cuenta en un día como hoy, que soy un pecador. Rezaré al buen Dios para que me perdone por cada vez que... (os lo dejo a vuestra imaginación).

Gracias Moi, por darme el aviso.